viernes, 24 de mayo de 2013

Primer encuentro con la ‘joya de la corona’, su majestad imperial.


Las predicciones meteorológicas eran bastante inciertas, con alta probabilidad de lluvia.

Y así resultó, una jornada complicada, con lluvia y una luz realmente escasa. Pero aún con todo, pudimos sacarle bastante partido y tras una larga espera y prácticamente total inactividad en el hide, varios cuervos y un ratonero hicieron su aparición.
Aún se hizo de rogar la gran imperial y casi transcurrió una hora cuando el brusco levantar del ratonero dio el aviso de que algo iba a pasar. Unos segundos y la gran imperial se hizo dueña del lugar, posando en el tronco y apoderándose del botín que la esperaba. No obstante, la pareja de cuervos y el ratonero no se resignaban a dejar pasar la oportunidad de participar del festín y se mantuvieron durante unos instantes hostigando de manera continua a la imperial.
Esos acosos a la imperial nos brindaron unas espectaculares poses de defensa de “su” comida, desplegando alas y erizando el plumaje en señal de amenaza a quien osara acercarse demasiado.
La imperial se relajó, comió y tras unos cuantos minutos finalmente levantó con la pieza para llevarla al nido. No había dejado de llover, si bien hasta ese momento, fue de forma tenue y aún teniendo algo de luz aunque escasa, sin que pudiéramos bajar de ISO1600 si queríamos asegurar una velocidad mínima de 1/800 para coger el vuelo de salida.

Aún quedaba una segunda pieza confianza en que muy probablemente la imperial volvería a por ella. Lo peor es que el cielo se estaba encapotando cada vez más y las nubes rápidamente bajaron por la ladera de enfrente para dejar una especie de fondo cielo blanquecino poco vistoso.
Y así ocurrió unos 20 minutos más tarde. De nuevo un cuervo nos puso en alerta despegando repentinamente del árbol seco para instantes después aparecer de nuevo su majestad imperial. Hubo que estar espabilado para coger ese vuelo de entrada. Ya posada y con la lluvia arreciando cada vez más, tras un primer intento de despegue fallido con la presa, decidió quedarse hasta que escampara la lluvia.
Ahí aguantó estoicamente a que amainara el chaparrón clavada en el posadero y ello hizo que pudiera jugar con los settings bajando la velocidad hasta 1/40 para buscar los trazos de lluvia reflejados en algunas imágenes. Otros 20 largos minutos nos regaló hasta que aflojó la intensidad de la lluvia y levantó.

Una experiencia y encuentro únicos con esta maravilla y portento de la naturaleza.

2 comentarios:

  1. Hola Jose,

    Impresionante crónica y mejor serie de esta belleza que a mí personalmente me tiene cautivado. Por Colmenar viejo la tenemos pero todavía se me resiste.

    Enhorabuena por estos tremendos resultados.

    Un saludo,
    Rafa.

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